RETICULACIÓN


Reticulación


La reticulación es un tratamiento en superficies metálicas que emplea una técnica llamada Fuego Controlado, para conseguir un relieve en la superficie de la plata y oro.

Esta técnica lo que busca es crear tensiones superficiales que “arruguen” la pieza.

 


Este proceso es sumamente antiguo, se conoce que los indios americanos utilizaban este método al que llamaban “tumbaga” con aleaciones de oro menores al 10% y lograban una superficie totalmente dorada.



MATERIALES            



Plata
Pinzas de fuego
Segueta
Soplete
Ladrillos reflectarios
Agua
Acidos sulfúricos
Decapante



Siempre se debes usar materiales y herramientas totalmente limpias, ya que, al trabajar la chapa cercana a su punto de fusión, todas las impurezas de las superficies que entren en contacto con ella se quedarán adheridas y contaminarán el metal. 

Si se elige el método del ladrillo refractario, lo ideal es conseguir uno nuevo o, mejor aún, un refractario “nido de abeja” donde no se adhieren las impurezas y permanece eternamente limpio.



PLATEADO/ DORADO POR ELIMINACIÓN



Para esta primera parte, se debe trabajar sobre una peluca de alambre o enrejado metálico apoyado sobre refractario.

Este proceso se consigue mediante la preparación de la chapa a través de un sistema llamado “plateado por eliminación” o “enriquecimiento de superficie”, que consiste en generar una delgada capa de plata 1000 u oro 24k en la superficie de una chapa, mediante la eliminación del cobre en esa parte de la aleación.

Este método también es aplicable a las aleaciones de oro que contengan cobre u otros metales solubles en ácido sulfúrico (en este caso se llama “dorado por eliminación), siendo una de las mejores la aleación de oro rojo. Contrariamente, la aleación de oro verde realizada con plata no es posible de enriquecer y, consecuentemente, de reticular.

Las mejores aleaciones para reticular son aquellas de bajo título, 800/850 para la plata y 12/14k para el oro, aunque esto genera un problema “legal”, ya que es imposible de determinar el título final de la pieza y por lo tanto no podrá ser sellada consecuentemente.

Para esta primera parte, se debe trabajar sobre una peluca de alambre o enrejado metálico apoyado sobre refractario.

Se necesita una llama muy “dura” u “oxidante”. Una llama con mucha entrada de aire en el soplete y que, como su nombre lo indica, oxida los metales presentes en la aleación.

El objetivo de este proceso es oxidar el cobre superficial presente en la aleación de plata 925 con la que se está trabajando, de manera que éste sea disuelto al sumergir la pieza en ácido sulfúrico, logrando una capa muy delgada de plata 1000 en la superficie.

Al principio del proceso la pieza tomará un color gris oscuro, que irá atenuándose a medida que se repite el mismo.

El siguiente paso es enfriar la pieza con agua para luego volcarla en ácido. Cuando el ácido sulfúrico blanquea la pieza, se extrae y se limpia suavemente con cepillo de bronce bajo agua para eliminar restos de ácido al mismo tiempo que se compacta la capa superficial.

Este ciclo de calentar a soplete, enfriar, blanquear en ácido y lavar se repite de siete a diez veces hasta que el soplete no logre ennegrecer la superficie de la pieza. Entonces pasamos al siguiente paso, que es el reticulado.

RIESGOS:

No es recomendable sumergir la pieza caliente en ácido directamente.

Si bien se blanquea mucho más rápido, después de oxidar la pieza, la superficie queda muy porosa. Esto provoca que el ácido penetre bajo la superficie pudiendo atacar también la plata, o dejar residuos de ácido riesgosos para quien utilice la pieza.

También aumenta el riesgo de accidentes por salpicaduras, genera vapores de ácido que se liberan al aire del ambiente de trabajo, oxidando prematuramente las herramientas y generando un entorno anti ecológico e insalubre.

EL RETICULADO



Para reticular se trabaja al límite del punto de fusión de la aleación (esto se conoce como “fuego controlado”). Para ello trabajaremos con dos sopletes, mientras un soplete mantiene la temperatura, añada otro soplete con una llama más potente y enfocada

Si el fuego es poco, la chapa no podrá reticular, pero si el fuego es mucho se corre el riesgo de fundir la pieza.

Lo que se busca es llevar la pieza a un punto donde se obtenga un núcleo de metal líquido, que al tener diferente punto de fusión que la superficie y al enfriar más lentamente, cree tensiones superficiales que “arruguen” la pieza.

 

Una vez que la pieza se va acercando al color rojo por acción de la llama, se comienza a mover el soplete buscando este juego de tensiones superficiales. Se puede identificar este momento en el que el centro está fundido porque la superficie pareciera que “se moja” creando una “piel” que se mueve levemente.

En ese momento crítico se deberá mover la llama hacia los bordes intentando generar la mayor tensión, para que, al enfriar, el metal se arrugue.

Al quedar una superficie enriquecida (en este caso plata 1000), la pieza es mucho más resistente al ennegrecimiento por óxido.

También se puede jugar con la textura del reverso de la pieza, que si es apoyada sobre un refractario liso no tendrá textura, pero al ser apoyada sobre superficies con texturas, como una batea de arena, copiará la textura de ésta. Otras posibles texturas pueden ser el refractario tipo panal de abeja o el fino granulado de un crisol para platino.

Una vez reticulada la pieza, déjela enfriar 30 segundos antes de templarla y darle el con el decapado en solución. Después se limpia la pieza con pasta pómez o un cepillo de latón y jabón líquido.

Es normal que algunas de las zonas tengan mejor aspecto que otras.



DAVIK JOYAS:










KAIA JOYAS              


ESCUELA DE JOYERÍA PALEMA DE LA FUENTE


 XIMENA WALKER 





BIBLIOGRAFÍA:

-  https://kaiajoyasuruguay.blogspot.com/2012/10/tecnicas-el-reticulado.html

-  Manual de efctos y técnicas



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